Ubicado al sudoeste de la provincia de Sancti Spíritus y al noreste de la ciudad de Trinidad. Lo componen unidades menores como: el Valle de San Luis, el de Santa Rosa, el del segundo tercio del Agabama, y la depresión de Meyer; está rodeado por otras unidades como la Serranía de Aracas, la Llanura Sur y la franja del Litoral, que conforman su entorno geográfico inmediato. La explotación ganadera dio al Valle su primer uso en épocas tan tempranas como los años 1600 y el cultivo del tabaco en las márgenes de los ríos Agabama y Caracusey lo convirtió en zona de importantes intercambios de la isla. La llegada hacia 1650 de inmigrantes españoles procedentes de Jamaica con la tecnología de producción de azúcar y las buenas condiciones que existían para su producción (fértiles tierras, caudalosos ríos para regarlas y puertos de embarque cercanos) hacen que pronto la industria azucarera se convierta en la más importante de la región, desplazando a las demás al punto de anularlas prácticamente.
Paralelamente al “boom” azucarero, hubo un aumento de la población, fundamentalmente de la fuerza esclava, lo que trajo consigo un crecimiento paulatino de los asentamientos alrededor de los principales ingenios de la región: Guáimaro, Palmarito, Manaca Iznaga, Magua, La Pastora, y otros fundados o habitados por esclavos libres como San Pedro, Caracusey y Condado, que con el decursar de los años se convirtieron en los núcleos poblacionales más importantes del Valle.
Manaca-Iznaga
Conjunto Monumentario cuyos exponentes son la casa vivienda, la torre campanario, el almacén – herrería – cocina, el caserío de esclavos y la enfermería. Su rasgo más conocido y uno de los elementos más emblemáticos del Valle y de Trinidad es la torre, una majestuosa edificación de 43.5 metros de altura, fiel testigo de lo que significó la región. Ni los fuertes vientos ni los conocidos huracanes que afectan a nuestra isla caribeña durante la temporada ciclónica han podido destruir esta joya que se alza orgullosa y señorial como símbolo de Trinidad.
Desde la torre de Manaca-Iznaga, única de su tipo en Cuba y fiel centinela, en su época sirvió para vigilar a los negros esclavos de fugas y sublevaciones y hoy es un monumento al esplendor trinitario de la colonia.
San Isidro de los Destiladeros
Muy cerca de la casa hacienda, que se conserva aún en pie a pesar de los estragos del tiempo, existe una torre campanario con 14 metros de altura y tres niveles, símbolo del principio y fin de cada jornada, cuyos elementos decorativos son propios de las construcciones trinitarias del siglo XIX. En años recientes se han realizado diversas investigaciones arqueológicas en este lugar, catalogado por expertos como el conjunto arquitectónico tradicional de la industria azucarera más completo de uno de los sitios que integran la Lista de Patrimonio Mundial. Fue descubierto y protegido desde finales de los años ochenta del pasado siglo y en sus espacios se pueden observar las ruinas del llamado “tren jamaiquino” que ejercía la función de la cocción del azúcar y ahorraba combustible y brazos para atender el horno.
Los expertos aseguran que el tren jamaiquino, herencia del llamado tren francés, fue el intento cubano de lograr una utilización racional de la combustión.
Guáimaro
En el Siglo XIX José Mariano Borrell funda los ingenios Guáimaro y Palmarito, dos de los entonces colosos de la producción azucarera. En 1827 el primero de ellos logró la más alta zafra del mundo en esa época. Huellas del período de esplendor del Valle de los Ingenios aparecen en las pailas, ruedas y mansiones como la del ingenio Guáimaro. Sus frescos italianos, amplia escalinata a la entrada y arcos de medio punto patentizan el poderío económico de esta familia trinitaria. Borrell ostentaba el título de Marqués de Guáimaro, nombre de su hacienda e Ingenio, cuya Casa de Vivienda se conserva con sus arcos y pinturas murales, situada en la finca de su nombre en el Valle de San Luis o de los Ingenio. Entre el 14 de abril de 1796 y el 2 de diciembre de 1800, sin que se haya precisado una fecha fija, realizó su primera molida el ingenio Guáimaro y en 1817 logró la más alta zafra del mundo en su época: 943 toneladas de azúcar mascabado y purgado. Para el 24 de noviembre de 1913 el ingenio está casi demolido y posteriormente fue protegido y es en la actualidad uno de las casas museo del Valle.
Guachinango
A sólo 16 kilómetros de la ciudad de Trinidad, en el centro del Valle de los Ingenios, se halla esta antigua casa de unos 300 años. La consideran un sitio especial para la contemplación del paisaje e incluso para adquirir conocimientos sobre la cultura local y la arqueología. Monturas, hamacas y taburetes componen los elementos de una casa o hacienda. Los campesinos del lugar lo atenderán con amabilidad y le explicarán de su diario bregar entre los frutos de sus cosechas, el progreso de sus animales y el ordeño manual del ganado, con métodos tradicionales. Está rodeada por árboles frutales, flores silvestres y pozas frescas. Podrá disfrutar de paseos a caballo, baños en el río y almuerzo criollo que salen de la cocina de esta casa hacienda convertida en restaurante, sus jugos y frutas frescas son la mejor opción al regreso de una feliz cabalgata.