El centro historico es un espacio perfilado por las bellezas y los tesoros de los siglos XVIII y XIX. Como centro tiene al Parque Martí, una de las joyas de la ciudad y a su alrededor se levantan majestuosamente algunas de las principales construcciones de la época colonial trinitaria. La Iglesia Santísima Trinidad, los Museos Municipal de Historia, Romántico, de Arqueología, Arquitectura y Lucha Contra Bandidos, así como las características calles y construcciones describen una ciudad maravillosa y única que se resistió al decursar del tiempo y que permite revivir la historia de una forma especial.

La época de construcción de la ciudad de Trinidad está comprendida entre los siglos XVIII y XX en su totalidad, en esta se observa un predominio de las casas con puertas grandes, con espacios que ocupan salas recibidoras y que se reducen para el interior. También son característicos las tejas criollas, rejas y ventanas, un patio central con un sentido decorativo y los aleros. Las fachadas de los edificios reproducen elementos decorativos y funcionales que son representativos de la época y su pavimento es original, caracterizado por su buen estado de conservación.

La arquitectura trinitaria, ecléctica por definición y autóctona por su composición puede catalogarse como un conjunto de viviendas donde se reflejan los hábitat tradicionales de diferentes clases sociales durante las dos etapas históricas más fuertes en la ciudad: la consolidación de la comunidad urbana del siglo XVIII y la expansión económica y comercial de la primera mitad del siglo XIX; pero no hay una diferenciación raigal de los estilos, hay un exquisito conglomerado, donde ambas etapas se superponen en una misma lectura, que se ve enriquecida con los aportes de cada una.

Trinidad, vista desde lo alto de sus ostentosas torres, parece un laberinto de tejados que aquí y allá abre sitio a las numerosas plazas y plazuelas en torno a los cuales siempre se desarrolló la dinámica urbana de la ciudad y que son, sin lugar a dudas, valores culturales significativos en la misma, ya que en ellas se encuentran situadas edificaciones arquitectónicas del patrimonio cultural.

El siglo XIX fue para Trinidad una etapa de significativos acontecimientos económicos y sociales así como una época de gran esplendor arquitectónico donde desaparecen las rejas de madera y se sustituyen por hierro, las casas crecen substancialmente y en muchas se agregan otros cuerpos constructivos como son los portales, el cuarto en alto y los miradores, son ampliadas con una segunda planta, los puntales se elevan, se generaliza el uso de azoteas, de la persianería francesa, los arcos de medio punto cerrados con abanicos de madera y comienza a enlozarse con mármol los pisos principales.